Típica pregunta de hoy en día…
“Si hoy solo he comido una ensalada! Mira como estoy!”
No creen en las dietas porque ya han hecho “de todo” y, tras un periodo de tiempo, incluso han dejado de comer.. ¡Pero no!
La solución no se encuentra en comer al mínimo, saltarse comidas o dejar de comer.
Nuestro cuerpo necesita una energía diaria para poder quemar, energía que se invierte en la realización de todas nuestras funciones fisiológicas pues, aunque no lo parezca, dentro de nosotros hay un mundo trabajando para poder mantenernos vivos a cada segundo (si, incluso ¡mientras dormimos gastamos energía!.
Esta energía, cuantificada hoy en día comúnmente como “kilocalorías”, podemos obtenerla a través de los alimentos.
Nuestro cuerpo no desperdicia nada, cuando nos pasamos de “meter” energía con lo que comemos el cuerpo tiende a almacenarla en forma de grasa como reservas energéticas y, cuando disminuye el aporte de energía, el cuerpo echa mano de las reservas energéticas (si, de nuestra grasa y otras formas de reserva).
No obstante ¿Hasta qué punto nuestro cuerpo puede quemar esa reserva a base de restringir energía de la alimentación? Ahí estaría la clave. Nuestro cuerpo, al igual que quema grasa para poder obtener esta energía, tenderá a trabajar menos, digamos que “ralentiza el motor para aprovechar más la gasolina de la reserva”.
Es así como se dice que se produce la disminución del metabolismo. Entonces, permanentemente, esta disminución y restricción de energía puede provocar que el cuerpo se enlentezca y deje de quemar energía excedente y además tienda a aprovechar aún más la energía que introducimos nuevamente por los alimentos.
Es decir, si nuestro metabolismo disminuye, los alimentos en sus cantidades que normalmente antes quemábamos al instante no podrán ser quemados con esta facilidad, sino que el cuerpo los almacenará “por si acaso” para no quedarse sin reservas.
En pocas palabras, a veces el dejar de comer o comer menos de lo normal sin control implica un efecto contrario al que queremos conseguir, que es bajar de peso.
Nuestro cuerpo, al ver ese estado de alerta, va a “absorber” más kilocalorías de lo que estamos comiendo, no va a quemarlas.
Todo esto incluso, dentro de tener las hormonas tiroideas en su equilibrio, podría ocurrir en cualquier persona.
Es por eso que cualquier tipo de restricción calórica debe realizarse con un profesional sanitario al lado, que conozca tu situación personal, tus antecedentes y demás…
Sobretodo para evitar el temido efecto rebote, estancamientos, desnutrición, entre otras.
Por que se engorda
- Ya no haces deportes.
- Haces más deporte
- Estás bajo mucho estrés.
- Comes mal
- Bebes mal
- No comes lo suficiente.
Ya no haces deportes.
Tal vez no comas más de lo habitual, pero haces menos ejercicio. Si eres muy atlético, pero sólo faltas una semana, notarás rápidamente la ruptura en la balanza.
Nuestro cuerpo se acostumbra al movimiento: Podemos comer más porque consumimos más. Nuestra sensación de hambre suele ser la misma, aunque de repente dejemos de hacer deporte, y aumenta si seguimos comiendo como de costumbre.
Haces más deporte
Sí, puedes aumentar de peso con el deporte. Muchos recién llegados se sienten frustrados al enterarse, después del programa deportivo, de que han aumentado de peso.
Los músculos pesan más que la grasa! Por lo tanto, muchas personas aumentan de peso inicialmente cuando comienzan a hacer ejercicio y su grasa se convierte en masa muscular.
Estás bajo mucho estrés.
El cortisol se libera cada vez más durante el estrés. La hormona del estrés conduce a antojos, una de las razones por las que a menudo recurrimos a los dulces para el estrés psicológico: El cerebro exige azúcar.
Además, el cortisol favorece la acumulación de grasa, por lo que aumentamos de peso más rápidamente en momentos de estrés.
Comes mal
Sabemos que la mayoría de las comidas preparadas no son saludables. Pero incluso si su contenido calórico encaja en el plan de dieta, pueden permitirnos aumentar de peso: Un alto contenido en sal en los alimentos favorece la retención de agua.
Lo sentiremos en la bascula en poco tiempo. Al mismo tiempo, también puede ocurrir que ganemos peso a pesar de una dieta saludable.
Nuestros cerebros nos están engañando: A menudo, inconscientemente, comemos significativamente más de una cosa cuando sabemos que es saludable.
Bebes mal
No sólo puedes comer la comida equivocada, sino que también puedes beber la bebida equivocada.
Nuestros cerebros nos están engañando: Con las bebidas a menudo olvidamos las calorías que contienen, porque no nos satisfacen tanto.
Las limonadas que contienen azúcar y también zumos nos permiten aumentar de peso inconscientemente.
No comes lo suficiente.
Por paradójico que parezca, podemos aumentar de peso aunque comamos muy poco. Porque si no alimentamos nuestro cuerpo con suficiente comida, pasa a un modo de ahorro de energía.
Automáticamente quemamos menos porque todas las calorías incrementadas se almacenan como reserva.
¿Por qué engordo si no como?
En resumen:
Restricción calórica excesiva (dejar de comer o bajar mucho la ingesta) -> SITUACIÓN DE ALERTA PARA EL CUERPO -> Disminuye el rendimiento del “motor de nuestro cuerpo” (se ralentiza) -> RESULTADO: Engordamos más o nos estancamos y no perdemos peso.